Cuando se planteo la idea de generar un espacio de divulgación de información sobre seguridad he obtenido puntos de vista diversos. Puedo afirmar que en aquel momento hubo bastante resistencia a la transferencia de conocimiento y más aún a su publicación en un espacio público. Sin embargo muchos reconocieron que no existen espacios con información objetiva y realizada por profesionales en la materia, lo que da pie a encontrar contenido de dudosa rigurosidad.
Como Profesional en Ciencias de la Seguridad, y por consiguiente entendiendo a la Seguridad como una ciencia, considero la divulgación científica como algo primordial. Es por eso que se creo este espacio donde conjuntamente con un grupo de profesionales desarrollamos artículos de interés tanto para el público general como para profesionales de la Seguridad.
Sin embargo cabe destacar que el conocimiento es poder y este puede ser utilizado tanto para el bien como para el mal. Pero no se puede limitar el conocimiento bajo la idea de que con lo que uno diga o escriba estará ayudando a cometer actos ilícitos, no se preocupe conozco muy bien las cuestiones relacionadas a instigación y participación criminal por lo que no espere encontrar aquí material para cometer delitos, por el contrario se busca la difusión de conocimiento para la reducción de los riesgos y la toma de conciencia sobre los distintos problemas que existen en el ámbito de la Seguridad.
Soy realista y no se puede afirmar que poniendo en la tapa de un libro o texto que el mismo solo deberá ser adquirido por personas pertenecientes a fuerzas de seguridad, armadas o empresas de seguridad privada, el material no logre llegar a manos inoportunas, más aún si el texto lo vendo en ferias y librerías que no realizan ningún chequeo de este requerimiento. Es entonces donde uno entiende que estas frases parecen una cuestión de marketing y oscurantismo relacionado a la función propia que tiene un libro editado con naturaleza comercial.
A modo de ejemplo si mantenemos de forma oculta información relevante a seguridad es bastante probable que aumentan los riesgos porque no se tomara conciencia de estos, si uno no conoce que se pueden recuperar archivos borrados de un disco rígido no se preocupará de realizar un borrado seguro o trabajar con volúmenes cifrados. Si se sabe de que es posible recuperar archivos borrados es probable que alguien lo utilice para mal, pero el riesgo de mantener esta información oculta es mucho mayor que el posible futuro daño.
Esto tampoco significa que no deba existir confidencialidad con ciertos documentos, la clasificación y control de los activos es uno de los puntos primordiales en la Seguridad de la Información y los distintos estados del mundos tienen regulados los distintos niveles de clasificación (en Argentina, según el decreto reglamentario de la ley de Inteligencia Nacional –950/2002– por su artículo 10 define como Público, Reservado, Confidencial, Secreto, Estrictamente Secreto y Confidencial). Pero además se definen las penas de aquellas personas que difundan material clasificado sin la correspondiente autorización.
Se puede afirmar la intima relación entre el secreto y la seguridad, pero a su vez que no toda la información sobre seguridad debe tener el máximo nivel de confidencialidad así como tampoco debe haber una divulgación absoluta. Se debe aplicar un criterio lógico relacionado a la afectación y los beneficios que se puede producir al difundir determinada información así como el alcance que tendrá lo transmitido relacionado al medio en el cual se realiza y sus correspondientes receptores.